Más allá del horizonte

El intrépido pirata, forjado en salitre y bravura, entendió cuál era el verdadero tesoro. 

Con gran determinación, levó anclas y dio un impetuoso giro de timón. El viejo barco crujió bajo sus pies, inclinándose como un animal herido. El viento hinchó las velas, impulsándolo con la energía de un ave recién liberada. Poco a poco sanaron las cicatrices de su alma; sus días se colmaron de paz y sus noches, de sueños, avanzando con la brújula apuntando hacia la felicidad que tanto anhelaba.