Siento que esta es una representación de la esencia misma del haiku. Captura la idea de que estos no son creados, sino simplemente descubiertos en la naturaleza; es decir, ya existen en el mundo, viven entre nosotros. El papel del haijin es simplemente observar y recoger estos momentos.
Esto refleja la filosofía zen subyacente en el haiku, que valora la atención plena y la conciencia del momento presente, tan esencial para apreciar la belleza efímera y la profundidad de los acontecimientos cotidianos más sencillos.
No lo dudes, en cada instante, en cada detalle por insignificante que parezca, hay un haiku -y un senryu- esperando ser descubierto.
Los haikus viven
aquí. Mis ojos solo
los recolectan.