La vida es un carrusel de finales y comienzos. La noche da paso al día. Al domingo le sigue un lunes y al invierno, la primavera. Tras menguar, la luna vuelve a crecer. Después de la tormenta, llega la calma y, aunque la marea baje, irremediablemente, volverá a subir.

Por tanto, en lugar de temer cada fin, debemos abrazar el nuevo comienzo que está esperando pacientemente a ser descubierto.