Reflexión breve: 

¿Cuántas vueltas le das a los problemas?


Cuando lavas la ropa y la centrifugas a alta velocidad, estás eliminando el exceso de humedad con el fin de facilitar el secado. La fuerza centrífuga hace que el agua se desplace desde el centro hacia las paredes del tambor.

Algo parecido ocurre con las personas que dan muchas vueltas a las cosas. En su mente tienden a repasar los detalles en bucle, alejándose del problema central. Sus pensamientos giran y se agitan enfocándose en detalles aledaños que le hacen perder la perspectiva real del asunto. Puede parecer que están avanzando, pero en realidad, se mueven en círculos tratando de procesar la misma información, en lugar de decidirse de una vez a abordar el núcleo de la cuestión.

Reflexionar es útil para encontrar soluciones creativas, pero si se lleva al extremo, puede convertirse en indecisión, ansiedad, rumiación excesiva o, sencillamente, en un “dar largas”. Las consecuencias son las mismas que una lavadora cuando se sobrecarga, colapsa y termina expulsando espuma por doquier.

Por tanto, hay que detenerse, enfrentar el asunto y tratar de resolverlo cuanto antes para no caer en un ciclo interminable de análisis que impida la acción.